Nuestro amigo y socio desde hace muchos años, Manuel Tejedor, nos deleita con este poema estilo acróstico (cada primera letra del verso forma una palabra) sobre ajedrez.
Arte, ciencia y también poesía.
Juntos jugamos en buena melodía.
El silencio en la batalla predomina
Donde nuestra mente trabaja y afina.
Respirar suave, hondo, con altibajos
En alcanzar la victoria pensando
Zugzwang en el camino evitando.
Primer escudo de la contienda
Elementos de ordenada infantería
Osados abriendo campo y lograr fines.
Nobles y esforzados se encomiendan
En la lucha sacrificados y en batería
Son como bella música de violines.
Corceles hermosos, bellos, majestuosos
A trompicones van por los rincones.
Baluarte invencible en espacios centrales.
Alas tienen por sus saltos bravucones.
Llueva o nieve, tormentas y relámpagos
Lugares claros y oscuros no ceden obligaciones.
Ofrecen ayuda a todo el ejército y atacan
Son imprescindibles todas sus acciones.
Adelantan y atrasan posiciones
Los obispos llamados por académicos
Filigranan por rendijas del adversario
Intrépidos, suicidas, temerarios
Les permiten mitad tablero los borricos.
Ellos son blancos o negros, oro o plata,
Son como navajas que matan.
Torreones, castillos, juguetes vivos
O atacan o defienden, siempre con motivo.
Registran espacio por vías rectas
Responden rápido al abrir puertas.
El enemigo asustado viéndolas cerca
Sobresaltado puede ser engarrotado.
Dueña de control y gobernanza
Al ejército manda con templanza.
Mueve y domina todo el tablero
A caballería, infanteria y clero.
Real dama aunque temida,
El rey sí no está secuestrado
Y tiene vida tendremos partida.
Manuel Tejedor García, 2019