En alguno de mis anteriores escritos he rozado de pasada este asunto. Hoy lo vamos a tocar de lleno. El asunto es delicado y puede molestar, pero a mi pesar me toca hablar de el, por dos motivos importantes, el primero, no soy ajeno a este asunto y no puedo decir que lo desconozca, lo he padecido recientemente, por tanto esta crítica no me es ajena, es en cierto modo también una autocrítica, en segundo lugar cuando doy clases de ajedrez me enfrento con este problema. Y lo combato, pero a veces, creo que le estoy perdiendo la batalla y me revelo.
Para mi consuelo, y espero que para alguien más, decir que en ciertos momentos de la vida todos estamos tocados de ciertos momentos bajos, donde el miedo nos puede hacer mella. Una vez padecido y
superado, nos decimos, pero… miedo a que! y lo cierto es que no se puede entender, pero cuando viene, ahí esta y a ver quien lo torea como hay que torearlo. Pero, o mi me memoria me falla, o no recuerdo de este tipo de episodios en mi juventud, donde el valor debe sobrar y de hecho sobraba a raudales, ya que lo que si recuerdo es haber perdido más partidas por valiente de las que debía. El miedo a veces es necesario «en su justa medida, por supuesto». Por tanto, debería creer que el miedo es cosa de mayores… pero según hemos visto, no es así y ahí es donde creo que estamos fracasando. No se puede permitir que el miedo invada a nuestras jóvenes promesas, porque siendo así mal camino llevamos y poco futuro tenemos. Lo cierto es que no se donde nos hemos equivocado, pero si que veo que las consecuencias están ahí y hay que trabajar en ellas antes de que se conviertan en plaga.
Probablemente no se ha explicado suficientemente que una de las condiciones de un jugador de ajedrez
debe ser la valentía y que el nivel de juego es un fiel reflejo de esto como también lo es el Elo, o el conocer ciertos mates elementales, finales, táctica o estrategia. Quizás nos faltó explicar eso o lo explicamos mal o quizás pensamos que no hacía falta explicarlo. O quizás alguno no lo ha querido entender. Porque alumnos valientes hay, y que van mirando a su rival a la cara y entienden que cuando este es superior deben ir a por él y con ganas.
Es el miedo, la prudencia «o el sentido común» lo que nos impide meter los dedos en un enchufe aunque no lo hayamos hecho nunca, o tocar una plancha ardiendo, y es que en estos casos vale la pena ser algo cobardes o sensatos. Pero no siempre el miedo y el sentido común van de la mano. Y en este caso, en el ajedrez (no estamos hablando de chessboxing) , por supuesto que hay que ser sensato e incluso, porque no, tener un poco de prudencia, pero no miedo… por favor.
A ver, a aquel que una vez no se le haya escapado un torpedillo que tire la primera piedra o se mire las palmas de las manos. Pero a ver, otra cosa es, que vayas a un torneo y aquello huela en lugar de a jaquemates a Cagates y no limpiates. No se trata de un cuenquito sino de una diarrea colectiva a gran escala. Y lo cierto es que a eso huelen muchos jugadores de torneos e incluso los torneos enteros, pues en más de uno de estos a los que he asistido o visto en directo desde internet he podido ver con total incredulidad como en lugar de llover ranas, caían tablas de canto y aunque eran muchas más en las últimas rondas, también llovían ya desde las primeras. En fin, que daba repelús. Lo dicho, el mal es muy común, lamentablemente. Pero esto no nos va a servir de consuelo, pues en ese caso por mal camino pisamos.
Creo que si a partir de ahora trabajamos esto más seriamente, será incluso fácil ganar los torneos. Ahora sabemos algo más de nuestros rivales: son tan cagones o más que nosotros. No me imagino un campeonato de España donde roben todo el papel higiénico en la última ronda. De seguro que llega el tufillo hasta Caginolandia del Norte.
Este es un mal general, pocos se salvan de el, por tanto, aquellos con los que he hablado o intuyen que este escrito va para ellos y «seguro que estos son más de tres», que no lo tomen a mal, sólo es un consejo al que me acojo personalmente y al que se tendrán que acoger muchos jugadores que conozco, que deberían pensar que un jugador puede tener buena madera pero no estar hecho a base de tablas . Y lo cierto es que es así, la mieditis aguda es un mal bastante general para el que no sirve la aspirina.
Bueno, doy por hecho que en nuestro caso esto es pasajero o al menos eso espero, trabajemos en ello (esta crítica o autocrítica, ya es un trabajo). Si se corrigen a tiempo o al menos lo intentan y trabajan duro en ello seguro que sube nuestro nivel de juego y valentía. En fin, sepamos donde andamos y hagamos todo lo posible. Y cuando temamos, sepamos que en frente nuestra hay otro ser humano, con sus dudas sus temores y defectos, así que aguantemos, que si lo tenemos (cagitis aguda) que sea nuestro y no lo noten, y esperemos que sea él, el que pida tablas, y nosotros los que le digamos que no (que ya lo hemos calao). Enfrentar el miedo es el único que lo hace desaparecer.
No se puede decir más.: Si pensates y la cagates, pues no mas. Pero si la cagates porque lo pensates…