Finalizada la temporada de ajedrez interescolar y tan sólo a falta de organizar la final que será el próximo 10 de mayo, se han celebrado más de medio centenar de torneos, todo un récord, digno de campeones. Pues bien, más de 50 torneos en apenas 5 meses son muchos torneos y ello da para muchas anécdotas, pues ya se sabe que con tantos niños y la inagotable vitalidad de la que se componen, suelen ocurrir muchas cosas, algunas buenas y otras no tanto, pero sin embargo algunas muy curiosas, al menos.
Sin duda, hay una que suelo contar cuando hablamos de niños o niñas del ajedrez, y que quiero plasmar aquí para disfrute de todos. Se trata de una niña, que durante el torneo llamó mi atención, por su vitalidad y forma de disfrutar el ajedrez durante la competición. Ya había participado antes en un torneo que organizamos en su Cole, pero había pasado desapercibida. No es que consiguiera un buen resultado en este torneo, pero como en la competición no había demasiados jugadores, me pude fijar un poco en las partidas y jugadores y entre otros, esta chica me pareció que podía ser una jugadora interesante en un futuro, pues no jugaba mal y se la veía con ganas e interés. También me llamó la atención porque estaba inscrita al torneo y antes de iniciar el torneo el profesor me dijo que había que darla de baja, pues no había venido al colegio ese día.
Es bien cierto, que a veces les ocurre el típico dolor de tripas (mieditis agudas) y hay niños que le dicen a su madre que ese día no se encuentran bien, que les duele la cabeza, si bien, se cuidan de no decir que el problema es que tienen torneo de ajedrez y les duele la barriga. Esto es tan cierto, como que, sin esa pequeña angustia, la competición no sería tal. El problema es que hay niños o niñas que no dan el paso adelante y se quedan anclados, prefiriendo no competir. Y por supuesto, también adultos. Más de los que algunos podéis imaginar, pero en el caso de estos últimos el motivo, a mi parecer es bien distinto (Cagalitis agudas), les da pereza ponerse los pañales. Por mi parte, tengo que decir, que después de casi 40 años de participación en competición, el dolorcito de tripas se sigue dando antes de la competición, e incluso durante esta, pero en mi caso me motiva y lo supero, al menos de momento, ya veremos más adelante.
Pero bueno, como decía, finalmente esta chica jugó el torneo y si llegó tarde no fue precisamente por indecisión (duditis grave), u otros síntomas arriba mencionados, sino por que según manifestó el profesor había perdido el autobús. Este comentario lo supe al terminar el torneo. Claro que lo curioso no es que perdiera el autobús, no. La anécdota es que esta chica vive cerca de la zona de Las Chapas y eso está según mis cuentas (a varios kilometros, 5 o más) algo lejos para venir andando, que es lo que hizo esta chica. Según me dijo el director del Cole, la chica había perdido la guagua, como dicen en canarias, y ni corta ni perezosa, se dijo, pues no, hoy hay torneo de ajedrez y yo lo juego. Y allí se nos plantó y lo jugó.
Manda narices la cosa… En fin, para esto está el ajedrez. Motivar y hacer proezas. Y mucho cuidado que no valoro esta actuación como algo digno de imitar, ni mucho menos, que no me parece lo más adecuado, si se pierde el autobús, se espera al siguiente o se vuelve uno pa casa.
Pero no puedo evitar mi admiración y contarlo como anécdota. Que le voy a hacer, soy así de torpe. Por razones obvias no he mencionado el nombre del colegio, ni de la persona que lleva allí el ajedrez y menos aún el de esta perspicaz jugadora de ajedrez. Pero como «todos ellos» saben a quienes me refiero, lo primero es felicitar al profe en cuestión, por la labor deportiva que realiza en este centro escolar, al punto de que consigue activar actitudes tan valientes como la contada aquí y por otro lado o en segundo lugar pedir a los padres que estén pendientes de que sus hijos practiquen algún deporte, y si puede ser, que este sea un deporte que aporte valores educativos. Finalmente, aportando un poco de humor, decir que ya podemos invitar a aquellos que no catalogan el ajedrez como deporte, que le pregunten a esta niña si al terminar el torneo le quedaron fuerzas para volver andando a casa de nuevo.